A las palabras les pasan cosas que nunca son casuales, sino que son el reflejo de las cosas que en ellas viajan. Por el tratamiento que en la vida religiosa tienen las palabras "padre" y "hermano" podemos colegir cuál era su valor de uso, y cuál, por tanto, la realidad que reflejaban. En efecto, la misma distancia que en un monasterio había entre un sacerdote (padre) y un lego (hermano), era la que normalmente había entre el padre y el hijo. El padre era algo muy parecido al señor, y el hijo estaba muy cerca del siervo. E igualmente la distancia léxica que hay en muchas lenguas entre hermano y hermana (frater / soror; frate / sorella; frère / soeur; brother / sister; bruder / schwester... ) era la distancia real en la vida. Y no digamos ya la distancia que había entre el abad (palabra tomada del hebreo hab que significa "padre"), que acabó convirtiéndose en un alto señorío, y los monjes y demás súbditos de la abadía, que supuestamente eran los "hijos".
En muchas lenguas, empezando por el latín, se usan distintos lexemas para el hermano (frater) y para la hermana (soror). Por abreviación del primero saldrá en italiano fra, que en castellano será "fray" y de ahí derivará el término "fraile", que se usará en oposición de género a "monja", es decir sustituyendo a "monje". Por abreviación del segundo, tendremos "sor", que es el tratamiento genérico que se da a las monjas. En un monasterio convivían sacerdotes, cuyo tratamiento era y sigue siendo "padre" (Pater), y legos cuyo tratamiento era y sigue siendo "hermano" (Frater). Naturalmente el pater estaba revestido de una dignidad a la que nunca alcanzaba el frater, el hermano lego, cuya razón práctica en el monasterio era trabajar en las actividades productivas y serviles, mientras que los patres se dedicaban a su ministerio sacerdotal o a actividades intelectuales. Lo mismo ocurría en los monasterios femeninos entre las "madres" y las "hermanas". Por eso las órdenes religiosas con humilde vocación de servicio denominan a sus miembros "hermanos" y "hermanas", en lugar de "padres" y "madres". Los "padres" están revestidos de la alta dignidad sacerdotal, son los que dicen misa, mientras que los "hermanos" no se dedican al sacerdocio, sino al servicio a los demás (hospitales, orfanatos, enseñanza... ). Igualmente las monjas suelen tener la denominación de "madres" en las órdenes que se fundaron para el recogimiento, la contemplación y el culto; y el de "hermanas" las que se fundaron pensando en el servicio a los demás.
A partir de este concepto se han fundado las hermandades (de hermano) y las cofradías (de frater) cuya idea inspiradora es siempre la del auxilio mutuo como si de "hermanos" se tratase, que ése es el nombre que se da a los miembros de una cofradía. Mientras fue la iglesia la responsable de canalizar la solidaridad entre la gente, el concepto de "fraternidad" fue el que presidió, inspiró y denominó todas las organizaciones encaminadas al auxilio mutuo y a la generosidad con los demás. La actual sociedad laica ha sabido tomar el relevo mediante los movimientos de solidaridad del voluntariado a través de la Organizaciones No Gubernamentales.
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